Contraloría social y los problemas urbanos
La contraloría social del pueblo sobre la administración pública tiene un amplio campo de acción cuando se trata de los problemas urbanos y la labor de los alcaldes y concejos municipales.
Nuestros centros urbanos viven agobiados por apremiantes necesidades. Problemas relativos a la recolección y manejo de la basura, a la seguridad ciudadana y el comportamiento de los cuerpos policiales, el arreglo de calles y avenidas, los servicios de agua potable y luz, el funcionamiento de hospitales y módulos de Barrio Adentro son cada vez más exigidos por las demandas de una población en crecimiento.
La contraloría social permite a las organizaciones comunales, a los batallones y voceríos del PSUV, y a los más diversos instrumentos de la lucha popular, mantener una constante vigilancia revolucionaria a fin de exigir se atienda la solicitud de buenos servicios y pronta solución a los problemas urbanos.
No puede esperarse que Chávez atienda todas las exigencias populares. Su radio de atribuciones abarca un sin fin de obligaciones, pero sería absurdo que el Jefe del Estado estuviera pendiente del más mínimo detalle de cada uno de los problemas que afecta la más remota población del país y le hiciera seguimiento día tras día.
La estructura del Estado ha creado aquí y en cualquier otro país una serie de órganos de los poderes públicos para abarca el extenso campo de la administración desde el ámbito nacional hasta la más lejana población local.
La contraloría social es el poder del pueblo para vigilar el manejo eficiente de los recursos y programas del Estado a todos los niveles.
Es evidente que en los centros urbanos se acumulan problemas que requieren constante atención de los gobiernos municipales. La basura y el arreglo de calles y avenidas es uno de los más apremiantes. La contraloría social debe ocupar el primer plano para no permitir que la inercia y la pasividad burocráticas impidan las soluciones prontas y eficaces.
La contraloría social del pueblo sobre la administración pública tiene un amplio campo de acción cuando se trata de los problemas urbanos y la labor de los alcaldes y concejos municipales.
Nuestros centros urbanos viven agobiados por apremiantes necesidades. Problemas relativos a la recolección y manejo de la basura, a la seguridad ciudadana y el comportamiento de los cuerpos policiales, el arreglo de calles y avenidas, los servicios de agua potable y luz, el funcionamiento de hospitales y módulos de Barrio Adentro son cada vez más exigidos por las demandas de una población en crecimiento.
La contraloría social permite a las organizaciones comunales, a los batallones y voceríos del PSUV, y a los más diversos instrumentos de la lucha popular, mantener una constante vigilancia revolucionaria a fin de exigir se atienda la solicitud de buenos servicios y pronta solución a los problemas urbanos.
No puede esperarse que Chávez atienda todas las exigencias populares. Su radio de atribuciones abarca un sin fin de obligaciones, pero sería absurdo que el Jefe del Estado estuviera pendiente del más mínimo detalle de cada uno de los problemas que afecta la más remota población del país y le hiciera seguimiento día tras día.
La estructura del Estado ha creado aquí y en cualquier otro país una serie de órganos de los poderes públicos para abarca el extenso campo de la administración desde el ámbito nacional hasta la más lejana población local.
La contraloría social es el poder del pueblo para vigilar el manejo eficiente de los recursos y programas del Estado a todos los niveles.
Es evidente que en los centros urbanos se acumulan problemas que requieren constante atención de los gobiernos municipales. La basura y el arreglo de calles y avenidas es uno de los más apremiantes. La contraloría social debe ocupar el primer plano para no permitir que la inercia y la pasividad burocráticas impidan las soluciones prontas y eficaces.
No hay comentarios:
Publicar un comentario