jueves, 5 de noviembre de 2009

Guerras de desgaste y una revolución sin esperanzas.

Guerras de desgaste y una revolución sin esperanzas.
Todo un ejército aparentemente desarticulado que trata de crear sentimientos de “caída” en la euforia popular, de confusión, de pérdida de imagen en el liderazgo.
Raúl Bracho

El imperio no usa ya las grandes confrontaciones sino en casos terminales, antes que invasiones estridentes y mediáticamente bulliciosas prefiere los enfrentamientos de baja densidad. ¿Con que se come esto? La opinión pública es permeable a los medios, la gente se plega al “sentimiento general”, este sentimiento general puede intervenirse quirúrgicamente para desmotivar y confundir a la población. ¿Cómo? Grandes ejércitos de redactores, de opinadores, de entrevistados, de noticias intervenidas y manipuladas, de sucesos creados, de grupos de ataques sorpresivos para generar matrices de opinión, “contestadores” tarifados en cuanto medio virtual exista y mil maneras más, personas que opinan en la cola de los bancos, en los medios de transporte, en las panaderías, en el metro, en sus lugares de trabajo, todo un ejército aparentemente desarticulado que trata de crear sentimientos de “caída” en la euforia popular, de confusión, de perdida de imagen en el liderazgo.
Eso pasa a diario.

La sentencia de la torre de babel. Articulistas supuestamente de izquierda que escriben artículos con premoniciones de derrotas, criticadores palangristas que arremeten contra todo y un enjambre de voces que tratan de crear el caos.
Las bases de Colombia no comenzarán a operar desde el ámbito militar antes que del sicológico y mediático, pequeños escenarios, situaciones focales, conflictos irrelevantes, enfrentamiento entre etnias indígenas, grupos ecologistas horadando las poblaciones fronterizas, declaraciones y denuncias en las organizaciones mundiales de los derechos humanos, todo en perfecta coordinación para generar crisis artificiales que justifiquen en un futuro mediato enfrentamientos cada vez mas intensos, denuncias de fraudes electorales, infiltrados y “supuestas denuncias” sustanciadas para presentar como veraces ante la opinión mundial toda esta ópera de murmullos que terminará en un crescendo apocalíptico donde aparecerán, entonces, los ejércitos gringos como los salvadores ante las inminentes guerras civiles y las democracias “totalitaristas”.
Ante este panorama, ante la inminente y evidente puesta en marcha de la “media luna” en la frontera colombiana, apoyada por los gobernadores del Zulia y el Táchira en Venezuela, se debe arremeter desde ya con una sólida fe en el liderazgo, una solidez frontal de las fuerzas de cambio que representamos y una fortaleza ideológica férrea, constante y explícita que no permita que la esperanza del triunfo sea tocada por esta “llovizna radioactiva” que casi imperceptiblemente ya ha empezado a gotear en nuestra América.
Debilitar y fracturar la imagen originaria infiltrando a las etnias, haciéndolas aparecer reclamando a las revoluciones Bolivariana y Ciudadana, en Venezuela y Ecuador, pareciera ser el primer paso, todo absolutamente camuflageado de revolución. Hay que ir delante de ellos en esta ofensiva, se puede hasta pensar en que las arremetidas contra los mapuches y las poblaciones originarias de Perú, fueran parte de este plan, para luego analogarlas con las manipulaciones en la población indígena en Ecuador y Venezuela, Esto está sucediendo y el imaginario colectivo ha salido en una inmediata “defensa” de los derechos indígenas sin investigar siquiera, sin sospechar o analizar sino se están dejando manipular en esta gran trampa. Los sindicatos dentro de las empresas estatizadas por las revoluciones será otro caldo de cultivo, la revolución debe generar los “consejos obreros” que suplanten a los sindicatos y oponerse con determinación a este otro punto de creación de conflictos de baja intensidad.
Fortalecer la esperanza, hablar incansablemente del destino desastroso que implicaría que estas armas lograran que sufriéramos fracasos en los próximos comicios electorales, que no dejarse manipular en esta comparsa de disfraces y mezclas de lenguas, y que la unidad en la conciencia de que la meta es hacer cumplir la sentencia de enterrar el pasado en su cementerio del siglo XX, será la única esperanza de triunfo de nuestra revolución, un esfuerzo individual y colectivo, unidad, unidad y por siempre la gran unidad de los pueblos para derrotar la fuerzas de la economía capitalista que persisten en esta era de transición. Si perdemos el sueño, si abandonamos la esperanza, habrá una generación entera que no nos lo perdonará. Hecatombe capitalista, crisis, desempleo, hambre, miseria y muerte ecológica o el nacimiento final y definitivo de la nueva sociedad.
No permitamos que se pierda la esperanza, la mayor de las fortalezas a partir de ahora, en todos los ámbitos, necesario es vencer y para ello debe haber unidad de criterio, unidad de acción, unidad de combate y unidad de avance. Los protagonistas aquí sobran, todos somos todos, solo el pueblo salva al pueblo.
VIVA LA REVOLUCIÓN BOLIVARIANA Y CIUDADANA, VIVA BOLIVIA y NICARAGUA, VIVA EL ALBA!
El Pueblo unido jamás será vencido!

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