domingo, 1 de noviembre de 2009

MEMORIA HISTÓRICA: CAEN ASESINADOS MILITANTES REVOLUCIONARIOS POR LOS GOBIERNOS DE LA 4TA REPÚBLICA

Emboscada y muerte de Nelson López, asesinado por la policía política de AD
Tal día como hoy, el 1 de noviembre de 1967, la antigua Dirección General de Policía (DIGEPOL) tendió una emboscada a Nelson López para asesinarlo.
El crimen se cometió en una vía de acceso a Prados del Este (Caracas). Nelson López fue el hombre clave en la construcción del túnel por donde dirigentes políticos llevaron a cabo la más sensacional fuga que recuerda la historia del cuartel San Carlos. Era oriundo de Santa Juana, cerca de Cabure, estado Falcón. Creció al recodo de Raúl Henríquez, el viejo patriarca revolucionario de la sierra de Churuguara, y temprano se hizo militante revolucionario. En 1963 tuvo su primera prisión y supo de las torturas en carne propia cuando fue remitido al campamento paramilitar montado por las bandas armadas de Acción Democrática (AD) en Cabure. En 1964 participó activamente en la huelga del transporte y en 1965 lo incorporaron al plan de fuga del cuartel San Carlos. A partir de entonces fue inseparable de Simón Chaguin, el “Árabe”, excavando el túnel por donde conquistarían la libertad de los dirigentes comunistas en febrero de 1967.
Pocos meses después, en octubre, la DIGEPOL descubrió una “concha” en Baruta (Caracas), donde suponía que se ocultaba alguno de los fugados, y montó una emboscada en todos los accesos. A las 11 de la mañana del 1 de noviembre, los agentes divisaron el Dogde Dart color blanco que tenían identificado, y lo siguieron, interceptándolo muy cerca de la redoma de Prados del Este. Cuando su único ocupante, Nelson López, trató de escapar, le dispararon dejándolo muerto.
Livia Gouverneur, heroína de la juventud, es asesinada por esbirros batisteros cubanos refugiados en Venezuela y protegidos por Rómulo Betancourt
Un día como hoy, el 1 de noviembre de 1961, exilados batisteros dispararon contra estudiantes universitarios que llevaban a cabo una manifestación de apoyo a la Revolución Cubana, dando muerte a Livia Gouverneur Camero, de 20 años, alumna de la Universidad Central de Venezuela (UCV, Caracas).
El hecho ocurrió a la nueve y media de la noche cuando brigadas de estudiantes de la UCV protestaban por la presencia de los cubanos batisteros en la quinta La Hogareña, en Las Acacias. Desde su llegada al país, los batisteros se habían dedicado a conspirar contra las organizaciones revolucionarias venezolanas y constituidas en bandas de provocadores. La protesta fue recibida a balazos desde la residencia de los exilados. Los estudiantes condujeron el cadáver de Livia hasta la casa de sus padres, situada entre las esquinas de Centro y San Benito, en San José del Ávila. Livia Gouverneur era una destacada activista de la Federación de Centros Universitarios (FCU) y militante de la Juventud Comunista (JC).
Al día siguiente, millares de estudiantes se congregaron en su sepelio en el Aula Magna de la UCV y rindieron un emotivo homenaje a su memoria.

El primero de noviembre de 1961, día cristiano de todos los santos, en horas de la noche, cae en combate la estudiante universitaria y militante del Partido Comunista de Venezuela (PCV) Livia Gouverneur,
Esta muerte es la primera que registra la Juventud Comunista de la época que venía preparándose militarmente para enfrentar el gobierno adeco de Rómulo Betancourt.
Una Unidad Táctica de Combate (UTC) de la Brigada “21 de noviembre” tenía instrucciones de ir a la “Hogareña”. Cuando se acercaba la hora y ya los muchachos estaban suficientemente relajados, Héctor Rodríguez Arma, “Car’e loco”, los alienta.
– Camaradas, el triunfo de la revolución venezolana pasa por defender la revolución cubana que es una esperanza de los parías del continente y la clase obrera. Hoy debemos, por instrucciones de la dirección del partido, hostigar hasta más no poder a esos mal paridos batisteros que huyen de la justicia revolucionaria de Fidel. El cabrón de Betancourt, como todos saben, les da hospedaje por órdenes de Kennedy y la CIA, y los pone al servicio de la Digepol, para perseguirnos y torturarnos hasta la muerte. Recuerden – agrega el jefe militar de la brigada – que no somos asesinos y que allí hay mujeres y niños. Nuestra tarea es cagarlos pa’ que se vayan pa’l coño…cuídense carajo, remata el Comandante, al tiempo que los abraza a uno a uno.
– “Rasputín” y Livia se van en el Opel, ordena con buen tono “Car’e loco”, Alejandro conmigo. Ya Pancho se fue para esperarnos en el sitio indicado.
“Car’e loco” reparte el armamento, escogiendo el su PPK. La Thompson 45 para “Rasputín”. Livia se encinta la Lugger de colección, Pancho se llevó su Browning.
A eso de las 8 p.m. Pancho Toro llega con su Volkswagen rojo y lo estaciona en el sitio indicado. Apaga el carro y ajusta el retrovisor. La cara de asombro que se refleja en el espejo es de película. Es cuando se percata que patrullas de la Digepol custodian una casa a unos cien metros. Afina su vista y ve la bandera de los Estados Unidos. Y dice: “Coño es la casa del embajador Moscoso. Qué cagada. Estas son las vainas de ‘Car’e loco’ ”…Luego de secarse la cara sudorosa dice a sus adentros: “Bueno, a esperar.” Mientras espera ve pasar un carro lujoso que entra a una quinta. Es Capriles, el dueño de Las Novedades. “Coño lo que faltaba, ahora viene el Ministro de la Defensa y se mete en la quinta del frente”, habla en voz baja y se hunde en el asiento del carro.
Mientras tanto, en la av. Principal de Las Acacias, casi a penumbras, Livia y “Rasputín” colocan el Opel en posición. “Rasputín” le hace una seña a Livia, luego que enciende el petardo que no explota, para que busque a los policías. Ella baja y le señala que no hay nadie. Llega el Mercury, se estaciona y los ocupantes comienzan a gritar y disparar al aire: “Viva la revolución cubana”, “Viva Fidel”. “Rasputín” saca su ametralladora y dispara al ras del techo.
– Carajo el petardo no explota, sigan disparando, ordena “Car’e loco”. En ese instante, Livia arranca a correr hacia el Ford Mercury en el momento en que aparece un policía municipal de la penumbra de los lados de la quinta. El policía le dispara a “Rasputín” y Livia se atraviesa en la línea de fuego. Livia cae al suelo y grita: “Me dieron…coño” y “Rasputín” se devuelve, la recoge del piso y la introduce violentamente en el carro donde todos se montan.
– ¿Donde te dieron Livia?, grita desesperado Tejero.
– Llévenme a un médico, me duele esta vaina, atinaba a decir la combatiente.
– Camarada rápido que Pancho sabe donde llevarla, dice Tejero.
Llegan al sitio donde está Pancho esperando y a quema ropa le dicen: “La cagamos le dieron un tiro a Livia”, dice Tejero.
– Coño, cómo va ser…, dice preocupado Pancho, guillo con los digepoles de allá…Se montan en el carro y van al rumbo al médico. “Rasputín” Comenta: “camaradas, Livia se desmayó”, no se había dado cuenta que estaba muerta. Tejero se queda varias cuadras abajo.
Apenas llegan, Pancho, “Car’e loco” y “Rasputín” con el cuerpo de Livia, una especie de procesión por los Santos en su día los espera allá en El Valle. Todo el mundo ve bajar a Pancho cargando a Livia e identifican al que será famoso con el nombre de “El hombre del Volkswagen rojo”.

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