domingo, 6 de diciembre de 2009

Muller Rojas: "El imperio tiene conflictos con los pueblos del mundo"

ALBERTO MÜLLER ROJAS
"El imperio tiene conflictos con los pueblos del mundo"
HUGO PRIETO FOTO: LUIS VALLENILLA
El general Alberto Müller Rojas aclara que no hace declaraciones como vocero del Partido Socialista Unido de Venezuela o del presidente Chávez. Lo hace como un referente nacional. Desde hace años ha sido un estudioso de las nuevas doctrinas de la guerra.
Ha escrito un documento que envió a Miraflores y el próximo 10 de diciembre dictará, como invitado de honor, una conferencia en la Fuerza Aérea.
Müller afirma que el conflicto con Colombia no tiene un carácter binacional. Se trata de una crisis entre el imperio, entendido como una entidad que se sustenta en el complejo industrial militar, que ya no es norteamericano sino transnacional, y el poder constituyente organizado en todos los países que se oponen a esa forma de dominación global.
Sin un mecanismo de derecho internacional para resolver los conflictos, el imperio vive de las situaciones de crisis. Las probabilidades de que el conflicto estalle en el Medio Oriente, en América del Sur, o en cualquier otra zona del planeta, están abiertas. Müller Rojas afirma que Venezuela lo enfrenta desde la perspectiva que establece la Constitución nacional, que define a Venezuela como un territorio de paz, con sus potencialidades endógenas de defensa y con los acuerdos que mantiene con otros países.

El ministro de Defensa de Colombia dice que la primera prioridad de su país es evitar la guerra y la segunda es ganarla.
Chávez podría decir lo mismo.
A mí entender, nosotros hemos caído en una trampa, porque nos han tratado de colocar un problema que no tiene carácter binacional como un problema de seguridad del Estado venezolano. No.
La amenaza a la paz, a la seguridad, es planetaria, es global, entre otras cosas, porque el Estado liberal, tal como se concebía, dejó de existir desde que se consagró el derecho a la injerencia. Es decir, el derecho que se abrogan los organismos internacionales de intervenir, por ejemplo, en la situación interna de los países mediante las llamadas fuerzas de paz. Consagrado en la OEA con la aplicación de la Carta Democrática y en la ONU con el derecho que tiene el FMI, llegado el caso, de intervenir en las finanzas internas de cualquier país. A lo que se suma el hecho de que la tecnología también hizo perfectamente permeables los límites, que era lo que definía al Estado. Ese Estado liberal dejó de existir y se estableció un Estado mundial, controlado por un aparato global.

Pero ese Estado global no tiene jurisdicción en Venezuela.
¿Ah, no tuvo jurisdicción? ¿Y quién estableció el Consenso de Washington aquí?

¿Pero la tiene actualmente?
Actualmente, no.

¿Se trata de un conflicto entre el Estado global y Venezuela?
No, el conflicto es con todos los países que rechazan a ese Estado global.

¿Los países que integran la Alba?
No. China. Los países europeístas ­liderados por Alemania y Francia­ de la Unión Europea, la Federación Rusa, los países del Medio Oriente, todo el grupo de países que rechaza el imperio como forma de orden internacional. El imperio dirigido por las instituciones supranacionales que él maneja. Ese es el poder constituido hoy a escala mundial.

¿Y Colombia qué papel juega en ese Estado global?
El mismo que juega cualquier otro Estado, incluido Estados Unidos.

¿Cuál es ese papel?
Los estados, como tales, no juegan ningún papel porque abdicaron a la soberanía, que es la característica del Estado, en favor de los organismos del poder establecido, que son los organismos supranacionales. El imperio no es Estados Unidos. Léase a Negri (El Imperio, libro escrito a cuatro manos con Michael Hardt). El imperio es una entidad sin territorio y sin tiempo que, supuestamente, abarca a todos los actores con poder en el sistema internacional, para lo cual ha debido propiciar un estado de Derecho que permita la resolución de conflictos. Ese imperio está en deuda con ese compromiso. Entonces, el imperio vive de la crisis, de las situaciones de crisis. ¿Por qué? Porque el imperio se sustenta, como lo dice Mészáros, en el complejo industrial militar y en su foco de integración, que ya no es norteamericano, es transnacional. No hay país del mundo donde el complejo industrial militar actúe como elemento dinamizador del imperio.
Si la realidad es más global, con dos bloques de países...
No hay dos bloques, porque en todos los países, incluyendo a Estados Unidos, hay gente que rechaza al imperio.

¿Entonces cómo se plantea el conflicto con Colombia?
No tenemos conflicto con Colombia, chico. El imperio tiene conflicto con los pueblos del mundo, amenaza la paz de los pueblos del mundo. El conflicto no es bilateral, no es con Colombia.

¿Es con Estados Unidos?
No, es con el imperio. El imperio es una instancia sin territorio y sin tiempo. Es una instancia virtual, una instancia que sostiene lo que Lenin llamó el imperialismo. Es decir, el dominio del mundo por la vía de los oligopolios, de los monopolios y del capital financiero internacional.

¿Cómo se plantea el conflicto de Venezuela con ese imperio?
Venezuela no tiene conflicto con ese imperio.
Es decir, no hay ningún conflicto.
Sí hay conflicto.

¿Cuál es?
El conflicto que tiene la humanidad frente a la amenaza permanente de la guerra y frente a la amenaza contra el derecho a la paz. Es un conflicto de la humanidad. No es un conflicto de Venezuela, ni de Israel, ni de Hamas, no. Es un conflicto que amenaza la paz del mundo permanentemente.
Usted dijo que el imperio vive de las crisis.
Sí.
Esta crisis regional o con Colombia...
Esta crisis no es aquí nada más, chico. ¿Qué está pasando en el Medio Oriente? ¿Qué está pasando con Corea del Norte? ¿Qué está pasando con China? ¿Qué está pasando con la Federación Rusa y el despliegue misilístico? ¿Esas no son crisis? Todas son crisis. Vive de las crisis.
Y esta es una crisis más...
... de esa crisis. Es una expresión más de esa crisis.

Ubicándose un poco geográficamente, ¿cómo se plantea esa crisis para los venezolanos?
Ahí es donde está el problema de lo que yo llamo la inercia de las viejas concepciones. La inercia de la modernidad. Tú estás viendo el mundo desde una perspectiva que no es la que existe hoy en día. Tú estás creyendo en un Estado liberal soberano. ¿Tú te ubicas geográficamente y dices que no te sientes afectado? Suponte que hay una escalada en una de esas crisis y usen armas nucleares, ¿tú no eres afectado? Eso es un supuesto, en cambio, el estado de preguerra del que habló el ex presidente Ernesto Samper no es un supuesto, es una realidad. No es una realidad, no es obligante. Eso no es determinado. En cambio, los continuos ensayos nucleares están afectando a toda la humanidad en su conjunto porque están aumentando los niveles de radioactividad en todo el mundo. Ha aumentado el cáncer en todas las personas sin distingos de raza o religión. ¡Qué tú no tengas conciencia de eso, no es mi problema! Pero esa es la realidad y sí tiene consecuencias para todo el mundo. Lo que nos estamos jugando es la existencia de la vida en el planeta. Y, por supuesto, la primera vida que se va a extinguir, como se extinguieron los dinosaurios, es la del ser humano.

¿Cómo se identifica al enemigo en este conflicto? ¿Quién es el enemigo? ¿Quién es el adversario?
Así como el imperio no es posible ubicarlo ni territorial ni temporalmente, tampoco es posible ubicar al fulano adversario que identifican ellos como terrorismo contestatario, porque tampoco tiene ni espacio ni tiempo.

Entonces, ¿cómo se libra la guerra?
Se buscan objetivos físicos concretos. ¿Qué buscaron los llamados terroristas contestatarios? Las Torres Gemelas y el Pentágono. En Estados Unidos hay 380 grupos terroristas que incluso habían atentado con anterioridad contra las Torres Gemelas. Eso plantea una nueva realidad en el mundo, que es la ingobernabilidad.
Usted es militar, dígame ¿cómo se hace la guerra?
Atacando objetivos físicos concretos.
¿Y Venezuela podría ser uno de esos objetivos?
Podría ser, como fueron objetivos físicos Irak y Afganistán.
¿En qué momento podría ser?
El paradigma hoy en día es posibilista y no determinista. Nada está determinado. Existen miles de posibilidades.
¿Y cómo nos preparamos para la guerra?
No nosotros. Así como ellos han planificado el poder constituido, representado por el mercado global y esa es la cultura que hoy impera, nosotros tenemos que planificar también y esa es la convocatoria a la V Internacional Socialista. El problema adquiere dimensiones planetarias y no es un asunto binacional.

¿Para qué sirven los 300 tanques que Chávez va a comprar en Rusia? ¿Para que sirve el acuerdo militar que Venezuela tiene con Irán? ¿Para qué sirven las bases militares en Colombia?
Para lo mismo que sirven las 780 bases militares que Estados Unidos tiene en todo el mundo y las seis flotas que tiene desplegadas en cada uno de los océanos. Para poder intervenir donde se piense que podría favorecer sus intereses imperiales, no Estados Unidos sino el complejo militar industrial. Para eso le sirven. Para aumentar la movilidad estratégica de sus fuerzas.

¿Para qué nos sirven a nosotros los 100.000 Kalashnikov? ¿La reserva militar? ¿Los tanques?
Justamente para participar, en caso de que seamos objeto de ataque, en la defensa de la soberanía del Estado socialista, que va a formar parte de una Internacional Socialista.
¿Cuánta gente cree que está consciente de esa realidad en el país?
No sé cuántos, pero son muy pocos. Esa es una de las fallas que ha tenido el sistema político, entre otras cosas, porque como dije al principio, había caído en la trampa de ver este problema como algo binacional.
¿Cómo nos vamos a defender si ni siquiera tenemos conciencia de esa realidad?
Con los mecanismos que estamos creando. De ellos, el más importante, recalco, es la convocatoria a la V Internacional Socialista.

Visto así parece una Internacional Socialista de la Guerra.
No, de la paz, porque la Internacional Socialista, desde la primera, en 1864 si no me equivoco, siempre fue orientada hacia la paz. Rosa Luxemburgo mantuvo el criterio de que la guerra era una forma de hacer pelear al proletariado contra el proletariado. De dividir al proletariado en beneficio del capital y de la industria de armamentos.
¿Y eso es lo que está pasando?
Eso es lo que está pasando. El imperio no existe sin el complejo industrial militar, como lo dice Mészáros.
Usted dijo que había una falla en el sistema político para abordar este problema. ¿Cómo se corrige esa falla?
Con información. Estoy elaborando un texto que voy a presentar el próximo 10 de diciembre en el Auditorio de la Fuerza Aérea.
¿Por qué no lo presenta en el Psuv?
Ya se presentó. No en términos generales. El Canciller, del cual soy asesor, tiene una copia de lo que he hecho hasta el momento, que aún no he terminado.
¿Por qué no adelanta algunas ideas de ese escrito?
Son las mismas que te estoy comunicando ahora. Desde luego, respaldadas con referencias de expertos en la materia.
REGISTRO VERBAL
Dos antecedentes de la realidad colombiana, apuntados en el diario de reuniones a las que asiste el general Alberto Müller Rojas.
"Yo llevo mi vaina documentada". 1. Estados Unidos y Colombia firmaron el primer acuerdo bilateral de cooperación militar en 1952.
A partir de ese año, inmediatamente después de la Guerra de Corea, el equipamiento, la doctrina, el entrenamiento ha corrido por cuenta de las fuerzas armadas norteamericanas, no las controla el Estado colombiano. 2. Los paramilitares se organizaron en Colombia, mediante una ley en 1968. Es la ley 48, la cual reglamentó la organización de grupos civiles bajo el control de las fuerzas armadas, siguiendo el ejemplo de las aldeas fortificadas que había experimentado Estados Unidos en Vietnam. Lo que hizo Uribe fue repotenciar a los paramilitares cambiándoles el nombre por Autodefensas Unidas de Colombia.

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